martes, 11 de octubre de 2011

... VIENE DEL ARTÍCULO ANTERIOR ...

Después de dar por terminado el artículo anterior, cuando procedíamos a su publicación, por algún motivo y desde hace algunas fechas el ordenador me dá problemas a la hora de publicar, cuando no "desaparece" ¿Problemas en la red? ¿involuntarios? No lo se.



... seguimos ... Los procesos, bajo el punto de vista cardiológico, que provocan más frecuentación en los servicios de urgencia son síntomas de "isquemia" miocárdica y de "congestión pulmonar". De hecho más de una persona te suele decir que "ha tenido varios infartos"; y ello no suele ser así, normalmente. Lo que ocurre es que las paredes de ese Corazón suelen "estirarse" y ello conlleva, al mismo tiempo, la elongación de los vasos, así como el "sufrimiento" de la cara interna de las paredes miocárdicas (endocardio) producido por incapacidad de los ventrículos para "expulsar" esa cantidad de sangre que le llega proveniente del sistema venoso. Y no es que lo fuera en exceso si de una situación normal se tratara; simplemente se trata de un volumen incapaz de ser "devuelto" al sistema menor y, en su caso, mayor. Y en estos supuestos, con una consulta pronta, mejor inmediata, se evitaría todo este tipo de "urgencias", porque de persistir en esa descompensación lo normal es desembocar en un verdadero infarto agudo de miocardio o edema agudo de pulmón.


DIURÉTICOS DE ASA, VASODILATADORES Y OPIÁCEOS SON LOS PRODUCTOS QUE MÁS AGRADECEN ESOS CUADROS.


Las personas que han sufrido procesos patológicos de origen cardíaco tienen que tener la facilidad de acceso, en forma de demanda, a consulta sobre sus síntomas y tratamiento. Dormir con la cabecera más elevada de lo habitual, imposibilidad de subir una escalera, o sentir sensación de opresión son motivos suficientes para alertar de que el tratamiento no es el "ideal".


Decíamos allí e insistimos aquí que un simple electrocardiograma, al que añadiríamos otros datos básicos: frecuencia respiratoria, oxigenación arterial, equilibrio iónico, glucemia, presión arterial, ..., serían suficientes para saber cómo evoluciona el cuadro cardiológico. Modificar, en su caso, algo la dosificación y la pauta del tratamiento prescrito podría llegar a ser suficiente, al menos para evitar el excesivo número de asistencia a los servicios de urgencias, dando tiempo para derivarlo, nuevamente, al cardiólogo asignado.


No se pretende "sustituir" al médico de atención primaria; antes al contrario. Estamos intentando aportar sugerencias para mejorar tanto el alivio de esos pacientes como la carga de trabajo del que suelen quejarse los médicos de Familia.


PARADÓGICAMENTE, LO QUE NO SE NOS PERMITE A NOSOTROS COMO PROFESIONALES, SE LE ENCOMIENDA AL PROPIO PACIENTE Y/O A LOS FAMILIARES.


Léase presión arterial, que todos tienen su "aparatito" en casa, la glucemia, incluso el control del conocido acenocumarol (sintrón), así como otras pruebas. Recuerdo que el "médico de turno", en el medio rural, impedía a una Enfermera "tomar la tensión" a los pacientes de su cupo ¿Lo haría en estos tiempos? ¿Por qué, entonces, no vamos por delante, como dice el señor Macaya?


Medicalizarlo todo no es ni posible ni los presupuestos lo puede soportar.


Nos remitimos a lo declarado por el profesor Macaya, porque merece la pena tenerlo en cuenta.