Desde el año 1.986, con la aprobación de la Ley General de Sanidad, se viene conociendo como "sistema nacional de salud" al conjunto de los servicios de salud de las comunidades autónomas. Y el problema comienza con la primera descentralización del mismo, otorgando a las regiones la potestad de desarrollar y ejecutar la legislación básica del Estado. Ninguna potestad otorga la Constitución a las Comunidades Autónomas para que legislen independientemente de lo establecido por el Estado. Sanidad e higiene, así, genéricamente, es como está escrito en la Constitución. Todo lo demás, es competencia del Estado.
El problema nacio con las "cesiones" a las comunidades, que vieron una fuente de poder, designando a personas, para cerrar el círculo, anulando todo tipo de críticas. Instituciones y personajes fueron las dianas de los "poderes" regionales. Y así está el sistema, cuyo endeudamiento supera cualquier previsión. Se "repensó" en aproximar los servicios al ciudadano, pero no se tuvieron en cuenta que se aprovecharían las transferencias en materia de gestión y adminitración para otros fines.
Quizá haya que retomar el asunto.
Sí. Es posible que la solución esté en retomar el asunto, retransfiriendo a los Ayuntamientos y, sobre todo, a las Diputaciones al menos la Atención Primaria de Salud, que conlleva, debería ser así, la asistencial social. El ciudadano controla mejor a su Ayuntamiento o Diputación que a un ente del tipo "servicio de salud", que no es otra cosa que una empresa intermedia creada para "derivar" los problemas, cuando todos sabemos que quien dispone es el Gobierno. Y esos Gobierno están en manos de presidentes de regiones que tienen que fiarse, forzosamente, de las personas a las que designa. No es lo mismo que el Alcalde o el Presidente de la Diputación responsabilice a uno de las listas que a persona extraña, como sucede actualmente, donde la gente no sabe si, al final, los gobiernos autonómicos son conscientes de lo que hacen los designados.
A juzgar por los resultados, el asunto no va bien. Ya vemos que la "chispa" ha saltado en Madrid, privatizando la gestión, ¡nada más y nada meno que de la Atención Primaria! La Atención Primaria es un problema de la "comunidad", pero no autónoma, sino de la ciudadanía de cada Ayuntamiento, como lo ha venido demostrando con la salubridad e Higiene, por poner dos ejemplos.
¿Es que, acaso, funcionará mejor ese tipo de gestión privada? Esto no será otra cosa que otra innovación que tendremos que soportar como tales ciudadanos.