jueves, 6 de marzo de 2008

¿QUIÉNES ESTÁN INGRESADOS EN LOS HOSPITALES?

Dicen que la salud es un estado de completo bienestar biopsicosocial, lo que debe traducirse, más o menos, en un "visión holística" de Salud y Enfermedad que considera al individuo un ser que participa de las esferas biológicas, psicológicas y sociales. Desde este punto de vista, no se entiende ya la enfermedad como la mera ausencia de alteración de la biología o fisiología, o simplemente de la salud física, sino que, además, cualquier alteración psicológica o social puede determinar el estado de enfermedad/discapacidad de un individuo. Por ello, el tratamiento curativo ha de estar enfocado en el abordaje terapéutico de estas tres esferas, pues sólo considerando al individuo en toda su dimensión se puede garantizar con éxito una recuperación o un mantenimiento completo de su salud, trastorno o enfermedad.
Todo esto, con ser datos acertados, sin embargo, merecen algunos comentarios, ya que, para nosotros, lo primero es el estado social, después el sociológico y, por último, el biológico. En un estado social "óptimo" el segundo problema, el psicológico, tiene menor importancia, y menos aún la tiene la situación biológica. Es decir, que si tenemos una buena posición social, cultural, formativa y económica, el aspecto psicológico de la alteración o desequilibrio biológico tendrá menos necesidades de cuidados, ya que esa mejor posición económica, formativa y cultural permitirá una mejor comprensión de aquellos desequilibrios y alteraciones, que redundarán en un mejor estado psicológico. En definitva, el aspecto biológico pasa a un tercer nivel. Con ello, obviamente, no estamos olivando aquellos otros problemas de alteraciones biológicas importantes; aquellos problemas que casi son irresolubles, por muy buena que fuera nuestra economía.
Salud, dinero y amor dicen que son los tres bienes más preciados de nuestra vida, pero también aquí el orden debemos alterarlo, puesto que cuando falta el "amor", con letras mayúsculas, el valor "dinero" pierde importancia, así como que también se resiente la salud, entendiendo por salud aquel a aquel concepto holístico de completo bienestar biopsicosocial.
El título de este artículo es ¿quiénes están ingresados en los hospitales?, y, salvo excepciones puntuales, a las que ya nos hemos referido, es decir, a aquellas situaciones casi irresolubles, la mayoría de las personas ingresadas su posición económica es bastante deficitaria, por no decir paupérrima. Datos estadísticos nos informan que entre el año 1999 y 2005 el gasto medio por persona protegida ha mantenido un crecimiento anual medio del 7,16%, según el último informe elaborado sobre gasto sanitario por el Ministerio de Sanidad y Consumo en colaboración con las CC.AA. El gasto dedicado a la población protegida por el Sistema Nacional de Salud se refiere a toda la población descontando el colectivo del Régimen Especial de la Seguridad Social de funcionarios civiles y militares, que han optado por ser atendidos a través de una entidad de seguro sanitario privado, lo que significa un aumento medio de más de 1.100 euros por personas protegidas.
La cifra de personas atendidas durante el año 2005 está muy próxima a los 42 millones, cifra que es tanto como el conjunto de la población, lo que quiere decir que cada personas ha gastado más de 1.100 euros; y como todos sabemos que ese número de personas no son individuos aislados, es decir, no todos los ciudadanos del Estado hemos necesitado de ese asistencia, esto se traduce en que algunos han repetido demando de cuidados, por lo que debemos inferir que éstos han consumido más de 3.000 euros y otros ninguno. Y es que si esto no fuera así, y admitiéramos que la salud se pierde sólo por alteración o desequilibrios biológico, llegaríamos a la conclusión de que todos los españoles hemos padecido alguna patología (enfermedad pura y dura, sin aditamentos) necesitada de atención hospitalaria, y no es cierto.
En definitiva, que los ingresos de media y larga estancia son producidos por el 40 por ciento de personas mayores, necesitadas, obviamente, de cuidados, pero no de cuidados "profesionales", sino de cuidados familiares; y los cuidados familiares no profesionalizados son de reconocimiento y cariño. Ha venido a decir un representante político del partido popular, léase "59 segundos", que los gobiernos del Estado tratan injustamento a sus mayores, teniendo en cuenta que gracias a esos mayores, esos que "se quedaban sin comer para dárselos a sus hijos y nietos, que forman parte de la sociedad actual", tienen unas pensiones raquíticas, situación que les provoca un sin fin de carencias tanto sociales como psicológicas, que, en defintiva, acarrean la necesidad de ser ingresados en los hospitales. Esta es nuestra tesis, la cual es perfectamente demostrable; basta con una simple encuesta a estas personas ingresadas para darnos cuentas que la situación económica de estos ingresados no son las de "mileuristas", son, como mucho, "quinientosmileuristas", si acaso.
Estos son los datos y las realidades. No son tanto las necesidades por problemas de salud biológica, sino que son problemas de salus social y psicológica, lo que nos lleva a la conclusión de invertir el orden de los tres elementos que configuran la felicidad: amor y dinero, y cuando estos dos elementos fallan nos encontramos ante el estado de necesidad asistencial "biológica". No obstante, alguien argumentará que, efectivamente, "los años no pasan en balde", los organismos se van deteriorando, pero ello no empece para procurar que esos últimos años de la vida, en lugar de pasarlos ingresados en los hospitales, sometidos a todo tipo de manipulaciones biomédicas, los disfruten en la medida en que el Estado procure un mejor régimen de pensiones económicas que les permitan disfrutar del amor, por ejemplo, recreándose en paradisiacos parajes hasta esa fecha desconocidos.
El hospital no es el sitio ideal para "disfrutar" de los últimos años de la vida terrenal, y mucho menos lo es por el simple motivo de interpretar que todo es patológico, como lo hace la medicina oficial actual. Para la medicina oficial actual todo es enfermedad biológica; no existen esas otras "enfermedades" sociales ni psicológicas. Recuerdo a un señor, de mediana edad, que nos decía que después de siete pastillas al día su presión arterial no mejoraba; pero es que, a renglón seguido, se descarga con un sin fin de problemas sociales que afectaban a su estado psicológico; nos habla de sus hijos, hermanos, parientes y amigos con problemas sociales igualmente solucionables si nos propones ver que la salud no es un concepto único, antes al contrario: la salud es un concepto holístico, cuyos elementos principales son el estado social y psicológico. Las camas de los hospitales están ocupadas por problemas sociales y psicológicos, que representan el 45 por ciento de la población "quinientoseuristas", cuya situación no se produciría si se elevaran las pensiones a "milquinientoseuristas". Pero, ¡claro!, esto comportaría restar importancia a la medicina occidental oficial.