miércoles, 28 de mayo de 2008

CRISIS EN ATENCIÓN PRIMARIA Y PRESCRIPCIÓN ENFERMERA

Luisa María Noeno, Consejera de Salud de Aragón, ha elaborado un plan estratégico para tratar de rescatar a la Atención Primaria de la situación caótica que vive este nivel asistencial en la región. Una de sus ideas es recurrir a la PRESCRIPCIÓN ENFERMERA, siempre si tuviera el visto bueno ministerial", y añade el redactor de la nota que "más confusión para unos pacientes que ya están hartos de que la asistencia cada vez sea de peor calidad en esta comunidad. Pues muy bien, ¡es posible!, ¡por qué no!; pero también se podría preguntar el redactor de la nota por qué es mejor si lo hace un médico. Y no nos cuente el rollo de que para eso ha cursado seis años de estudio, porque eso no significa otra cosa que torpeza intelectual, porque, mínimamente que seamos consciente de la realidad, no es hasta pasado un año de MIR cuando el "médico" comienza a hacer sus pinitos en la farmacoterapia, y la mayoría de las veces de oído. ¡Y no lo olviden!, siempre bajo la atenta vigilancia evolutiva de las consecuencias farmacocinética de la Enfermera de la unidad.
Por nuestra parte, también estamos de acuerdo en que se debería establecer unos límites a la prescripción Enfermera, pero ese escollo hoy está solucionado, bastaría con aplicar los criterios, por ejemplo, de la Carrera Profesional para permitir a las Enfermeras expertas, consultaras, referentes o excelentes un grado de prescripción más amplio, en la medida de sus conocimientos. Porque, al fin y al cabo, estamos hablando de medicar pero bien entendido que esto siempre se hace -por parte de la Enfermera- cuando tiene seguridad absoluta en lo que hace. Sin embargo, esta reflexión no la hacen todos, ya que de atrevidos están las instituciones sanitarias llenas.
Tenemos experiencia en prescripción ante situaciones de urgencia vital, o dicho en otras palabras: o tomas una decisión o muere el enfermo. Nos enfrentamos a crisis de verdaderos fallos miocárdico, y la medicación que se utiliza está mas que tasada, así como valorados los resultados de esos medicamentos. Y, precisamente, en esta larga experiencia hemos podido ver cómo se ha evolucionado, llegando a la conclusión de que muchos de los productos suministrados durante largo tiempo por la medicina, no es que estuvieran mal indicados, más bien prohibidos. Sirva como ejemplo los antiarrítmicos, con escaso valor terapéutico, cuando no contraindicados, pero que se han venido aplicando ello es tan cierto como que todos lo conocemo, incluso provocando lo que, ahora, se ha venido en llamar "efecto arritmógeno". Y no hablemos de las trombolisis, que iban dirigidas al "trombo rojo" cuando deberían haberse prescrito hacia el "trombo blanco". Y todo esto lo soporta la Enfermera. Así que, señor redactor de la nota, tenga un poco de preocupación cuando asegure que la prescripción por Enfermera será de peor calidad, ya que, como ve, la expresión le puede herir su sensibilidad.
Pues bien, con ello queremos expresar nuestra absoluta convicción de la capacidad -que no compentencia, que ya la tienen- de las Enfermeras para prescribir determinados productos, como lo ha venido haciendo la medicina, con todos los incovenientes que ello implica, como hemos comentado. Y no queremos poner más ejemplos de situaciones vividas, porque crearíamos alarma social; sin embargo, la Enfermera, más prudente, siempre mantiene la correspondiente cautela. No puede olvidarse que de las reacciones y efectos de los medicamentos, de eso, entiende la Enfermera: no hace otra cosa durante las veinticuatro horas del día. Como tampoco puede olvidarse que es la Enfermera la que informa de las consecuencias de los productos.
Y que no olviden los comentaristas publicitarios en los medidos que ellos un día también formaron parte de esos médicos residentes inseguros, que se apoyaban en la Enfermera. La Enfermera, sin embargo, no tiene la potestad para realizar ningún tipo de innovación o práctica clínica si antes no está plenamente segura. ¡NO TODOS PUEDEN DECIR LO MISMO!.
Efectivamente, la Atención Primaria es un problema en el número de personas que acuden a los Centros de Salud, pero sobre todo hemos de recordar que se trata de problemas inherentes a la edad y a la posición social, le sigue en importancia la valoración del tratamiento impuesto, y en último lugar está la prescripción. Y en cuanto a la prescripción, en el noventa por ciento de los casos, viene impuesta por otro médico al que denominamos especialista, cuyo mérito para serlo es el haber transcurrido un tiempo en una unidad asistencial.
En un País serio, ni tan siquiera el médico de primaria es tan atrevido como para prescribir un tratamiento sin previa valoración de otro médico más conocedor de la patología.