Sentimos verguenza ajena cuando tenemos que prestar nuestros servicios profesionales para una empresa que, además de ser pública, tiene como misión atender la salud de las personas, cuidados que lo son tanto físicos como psíquicos, para lo cual el personal obligados a prestarlo debería estar protegido precisamente por sus gestores y administradores, ya que otras "presiones" ya las recibimos de los usuarios y pacientes, los cuales, al mismo tiempo, sufren tanto de las esperas en ser atendidos como de las injerencias que sufren en su intimidad como en su cuerpo.
Y escribimos estas notas porque no es de recibimo que sea precisamente la empresa que debería protegernos la que pueda escribir al Juzgado de turno que no ejecuta la sentencia que anuló una orden que violaba derechos fundamentales de un empleado con los siguientes argumentos: "... no procede a la ejecución provisional por cuanto la posibilidad de que se cause con ello perjuicio de difícil reparación tanto a la propia administración como incluso a los pacientes que deben ser atendidos en el Servicio de Urgencias es mas que evidente habida cuenta de que el origen de este Recurso no es otro que la actitud del recurrente durante la prestación de su servicio, en el que en el que se ha enfrentado a los sanitarios que igualmente prestan servicios en él incluso delante de los pacientes que acuden al mismo, lo cual crea una situación de grave deterioro en el trabjo que puede, como es fácilmente deducible, causar un importante deterioro en la prestación de un servicio público"; así, entrecomillado "...", sin poner ni quitar una coma. ¿Pero no dijo la resolución judicial que ustedes han violado los derechos fundamentales del empleado?.
¡Enfrentarse a los sanitarios!, ¿a qué sanitarios se refiere?. ¡Díganlo!. Esos sanitarios no son otros que determinado personal médico, ese determinado personal que se va a descansar mientras los Profesionales Enfermeros están con "palillos" en los párpados cuidando de la salud, precisamente, de los pacientes, esas personas que tanto "preocupa" a los gestores y administradores de esa empresa pública. Porque, exactamente, debido a esa vigilancia a los pacientes por parte de los Enfermeros es que no sufren más deterioro. ¿Quién deteriora la salud de los pacientes?, ¿esos médicos que se van a descansar o los Enfermeros que se quedan vigilando?.
Lo que realmente resulta grotesco es que, encima, no se nos permite variar la pauta ni la posología de la medicación prescrita. Si esto continúa así, tendremos que proponer a esta empresa médica que a los pacientes se les coloquen unos sensores conectados a unos receptores de los "sabiondos" de turno para que ante las respuestas negativas de los tratamientos prescritos, les alerten, y así ya no se producirá ningún "enfrentamiento".
¡Sancionar, sancionar!, lo correcto sería hacerlo a quienes se desentienden total y absolutamente de sus responsabilidades. No; ésto no sucede. Se prefiere redactar escritos como este que hemos reproducido, aunque como muy acertadamente le impone el Magistrado el pago de las costas del incidente.