sábado, 7 de julio de 2012

LA IGNORANCIA SUPONE FELICIDAD

El problema de los que somos ignorantes es que no existe aquello que desconocemos; y ¡es tanto lo ignorado que no nos afecta nada!, hasta que te aplican el "remedio". Entonces sí, comenzamos a tener conciencia de que las cosas existen. Es como cuando suspendes una pregunta, cuya respuesta cierta es de las pocas cosas que se te quedan gravadas.

Pero mientras no te veas afectado directamente seguimos siendo felices, que es otra forma de vivir.
El hecho contrario, obviamente, es dar con alguien que sabe de los asuntos. Entonces lo arrinconamos, no le prestamos la mínima atención, con lo cual nos ahorramos dos cosas: una, ser consciente de nuestra ignorancia; y, dos, evitar aburrirnos, ¡de qué va!, comentamos. Aburre a una vaca. No obstante, si llegas a tener una cuota, aunque sea mínima, de poder, entonces la cosa cambia: ¡hasta te piden consejos! Desde luego que la ignorancia nos hace felices, que también es otra opción. Y en esas estamos: "yendo yo caliente, ríanse la gente".

LA MOTIVACIÓN

¿Cómo hacer para devolver la ilusión? Laboralmente no parece que pueda hacerse mucho, puesto que encontrar un puesto de trabajo se está convirtiendo en todo un problema. Y académicamente tampoco, por lo que decimos: se violan, quizá por desconocimiento del autor, las Normas jurídicas europeas. Así que lo mejor es quedarte dentro del montón, o lo que es igual, desmotivado. Es una pescadilla que se muerde la cola ¿Solución?: formar parte de un "lobby", grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses. El problema es saber realmente cuál es el interés de ese grupo, porque puede llegar a ser peor el remedio que la enfermedad.

BOLONIA: ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR.

Todavía tiene el personal ese atrevimiento, el hablar de Bolonia. Cada vez que dices algo al respecto de planes de estudio, te saltan con el rollo ese de Bolonia. Como si ese Espacio hubiera descubierto la panacea, cuando no es otra cosa que una "prima de riesgo" por las nubes, sin darle ese nombre.

Bolonia, ¡apreciados ignorantes!, no sería nada si el Gobierno de Rodríguez Zapatero no hubiera tenido el atrevimiento de modificar la Ley orgánica de universidades, que es donde establecio los titulitos de Grado, Máster y Doctor (ex art. 37), pero que la realidad ha hecho que tenga que ser modificado vía reglamento, como ha sucedido con la titulación para los estudiantes de medicina, que se ha visto obligado a expedirle dos títulos, el de Grado y el de Máster. Los demás, si quieren acceder a la titulación de Doctor, tienen que pasar por una titulación de Máster, cuya "carga lectiva", así le llaman, está en función -otra vez- de la carga lectiva del Grado.
Es decir, una "modificación" que no ha traído otra cosa que inconvenientes; o lo que es igual, sólo nos cuesta más dinero y menos formación.

MENOS FORMACIÓN PRESENCIAL

Lo que supone recibir cierta información del profesorado, tan disminuidas que realmente no hay tiempo para otras cosas que entrar en el aula, poner en marcha el sistema informático, pasar lista y comentar algún caso. Así de cruda es la realidad.

En los Planes de estudio para la obtención de la titulación en Enfermería, dicen que lo han organizado en 240 créditos, cuando en realidad se trata de tres módulos de 60 créditos cada uno; el cuarto entre el "practicum" y eso que llaman "trabajo fin de grado" ya tiene otros 90 créditos, No son, si los sumanos, 240 créditos, sino 270 créditos. Pero, ¡qué más da!, si quienes lo han programado no tienen ni pijotera idea; porque otra opción sería pensar mal, ¡muy mal!

Pero, ¡recuerden!, un crédito es igual a 25 horas; luego, si multiplicamos esos 25 créditos por 240 arroja la cifra de 6.000 horas, que supera, con creces, lo que ordena la Directiva Europea, que sí es de obligado cumplimiento, lo que se se dice en esa cosa que llaman Espacio Europeo.

También es cierto que ese Espacio Europeo no es aplicable a las titulaciones con Directivas propias, pero al Gobierno anterior le ha dado igual. Se empecinó y publicó un Real Decreto en el año 2.007 -que tuvo que rectificar-, un Acuerdo de Consejo de Ministros en febrero del siguiente año 2.008 y una Orden Ministerial en julio de ese mismo año. Y todo para estropear, aún más de lo que estaba, el Plan de estudio de una titulación que permite el acceso al ejercicio de una Profesión Sanitaria de la que se derivan importantes consecuencias inmediatas. Pero no se quiere ver, para nosotros, ¡claro!

LA ALTERNATIVA, ¡YA LA CONOCEMOS!

Academias y más academias; baremos y más baremos. Es decir, que no te sacan el dinero en la Universidades pero sí en las academias, que para eso están. Lo que sucede es que se tiene la necesidad de un puesto de trabajo, y se pasa por lo que haga falta.

Para la medicina siempre hay remedio: se mantienen los máximos créditos, se desarrollan todas y cada una de las Especialidades, se crean, incluso, Áreas de capacitación, y, además, se sufragan los gastos necesarios para perfeccionar una determinada técnica. Para la Profesión Enfermero, si acaso, unas "gotitas de agua", no fuera a ser que se sequen.