viernes, 4 de enero de 2008

LA PRESCRIPCIÓN Y SU ENIGMA

La Ley de Garantía y Uso Racional del Medicamente y Producto Sanitario dispuso en su disposición adicional duodécima que "Para facilitar la labor de los profesionales sanitarios que, de acuerdo con esta Ley, no pueden prescribir medicamentos, en el plazo de un año el Ministerio de Sanidad y Consumo establecerá la relación de medicamentos que puedan ser usados o, en su caso, autorizados para estos profesionales, así como las condiciones específicas en las que los puedan utilizar y los mecanismos de participación con los médicos en programas de seguimiento de determinados tratamientos".

En principio, dos consecuencias se extraen del texto de la Ley: una, que el Ministerio de Sanidad y Consumo ha incumplido flagrantemente el contenido de la Ley, por cuanto el año ha transcurrido, ¡y con crece!. ¡Qué papeleta tiene el médico, señor Soria, en funciones de Ministro!; y dos, que el redactor de la Ley no sabe distinguir entre Prescripción y Receta médica. ¡Vean los resultados en el texto y lo que se nos propone!. ¿Qué es eso de "participación con los médicos en en programas de seguimiento de determinados tratamientos"?.
El diccionario de la RAEL, respecto de la locución "prescribir" tiene muchas acepciones; dos de ellas resultan las siguientes: a) preceptuar, ordenar, determinar algo. b) Recetar, ordenar remedios. Luego, por una parte está el prescribir y, por otras, recetar. Prescribir, ¡no se engañen!, lo hace cualquiera: pongan vds las orejas en cualquier negocio de concurrencia pública y escucharan como uno receta -prescribe- al otro, y viceversa. O vayan a una Farmacia, y verán, con sus propios ojos que el empleado de la misma prescribe sin el menor pudor. NO; a vds lo que les fastidia es perder el monopolio del "documento" público receta; a vds lo que realmente les molesta es que existamos como Profesión; lo que vds les molesta es que estemos ahí, en las Institucines sanitarias -aunque muchísimos años antes que vds- viendo y observando cómo ordenan y gestionan el sistema, porque es uno de los departamentos del Estado que más dinero mueve. Lo que vds les molesta es que hayamos crecido en conocimientos -a pesar de sus controles en la formación-, a pesar de que no nos dejen formarnos en las especialidades que exigen las necesidades de la población. Vds lo único que quieren son "listas de espera": es lo que más les gusta y se regocijan. No hay Director Gerente de un Servicio de Salud que no haga alusión a la disminución en las "listas de espera". ¡Pero qué listas de esperas!. ¿Quién/es fabrican esas listas?.
No; nuestros gobernantes politicos, nuestras cámaras legislativas, por muy copadas que estén de médicos-politicos/políticos-médicos, no pueden consentir este monopolio negocial. La población no puede estar sujeta a estas listas de espera creaciones de la medicina, que es, al mismo tiempo, la responsable de gestionar y administrar el servicio de atención a la salud. Se habla de educación para la salud, y esto es falso. Lo que menos le preocupa a un médico es que el ciudadano sepa cuidarse. Y muchó le preocupa que la Profesión Enfermera colabore en la reducción de esas listas de espera.
Legislación es una asignatura que tenemos todos la ineludible obligación de conocer, "el desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento", así lo dice el Código Civil; sin embargo, no existe ninguna Ley que nos diga que también debemos conocer nuestras constantes vitales, nuestros niveles de determinados productos y cómo y dónde consultar. Lo que sí dice la Ley es que tenemos el derecho de acceso al sistema nacional de salud para revisar nuestras constantes y niveles de determinados productos, como también exige titulacíón académica para llevar a cabo estas revisiones fisiológicas. Pero existe un problema: el médico quiere apropiarse de estos controles; y como veía que el tema se le "escapaba de las manos", se inventó la Ley del Medicamento, convenciendo al Partido Socialista para que les ayudara en el intento; ¡y bien que lo han conseguido!. No les preocupa -de momento- que puedan venderse aparatos para la determinación de estos constantes y niveles de productos, pero sí el que esto lo lleven a cabo los Enfermer@s, porque, consecuentemente con ello, viene la recomendación, el consejo, que la Ley denomina "prescripción", o recetar, porque en esto se hacen un lío.
Fíjense que todo acaba con "consulte a su médico", aunque, por razones que se nos escapan -y sólo para productos que no precisen de receta- sí permiten que los medios de comunicación informen "consulte a su farmaceutico". ¡Pero si no tenemos -en propiedad- farmaceutico!; lo que sí existe es un Profesional titular de un negocio empresarial que se llama Farmaceutico, que está ahí, precisamente, para vender medicamentos y productos sanitarios.
El enigma de la prescripción está en dos cosas: una, en que es un negocio que mueve miles de millones de euros; dos, que la población no debe quedarse en un "simple constipado", tiene que llegar a la "neumonía", así la curación será más espectacular. Y no digamos de conocer nuestra presión arterial, con el fin de evitar sobrecargas innecesarias al Corazón; como tampoco resulta baladí el tema de los niveles de glucosa en sangre, única responsable, junto con los niveles de colesterol, de todos y cada uno de los procesos isquémicos y en muchos casos demenciales.
En definitiva, que aquí se antepone el interés particular sobre el general, que, en términos de derecho canónico sería que prima el interés particular sobre el bien común; o como dicen las leyes laicas: prima el interés particular sobre el general. Tan denunciable resulta ir a una velocidad de 130 por la autovía como que un individuo mantengan una presión arterial por encima de 15o mmhg o una glucosa en sangre de más de 120 mgrs. o un Colesterol por encima de 200, pero la realidad es que estos parámetros no tienen sanción pecuniaria, aunque sí vitales.
El enigma de la prescripción está en el volumen económico. Si la Profesión Enfermera no tiene los conocimientos adecuados, como tampoco los tiene la medicina, proponemos que se aplique la misma "receta": cinco años de formación post-académica. El problema que tenemos los Enferme@s no es el de la OMC; nuestro problema está en la persona que dirige los designios de nuestra Organización Colegial.

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