miércoles, 16 de enero de 2008

PRESCRIPCIÓN: COMPLEJOS O INTERESES PERSONALES

Que a los representantes de la Profesión Médica (OMC) les preocupe tanto que otros puedan prescribir, resulta más que sospechoso; y el interés debe ser tremendo, porque, según van transcurriendo las fechas, todos los días sale otro INSULTADOR a nuestra Profesión Enfermero.

Últimamente hemos conocido la opinión de un médico, que en su día fue Gerente de un hospital, puesto que desempeñó por el consabido mérito de la "libre designación" del Gobierno sustentando por el Partido Popular, médico que no expresa otra opinión que la simple remisión a la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, de año 2003, Ley que ahora pone en relación con el contenido de la actual Ley de Garantía y uso racional del medicamento y productos sanitarios; en concreto, este médico -porque es médico y escribe como tal-, nos remite al contenido de aquella Ley de Ordenación cuando habla de las competencias del "equipo" asistencial para resolver el problema; pero olvida -porque es médico- que ese artículo habla de dejarnos hacer en función de lo que el médico crea que sepamos, y así se podrán ir a descansar más tranquilo, autoconvencido de que de la Enfermer@ que está hoy de turno me puedo fiar; pero nada dice de que en esos momentos de descanso del "muy fatigado" médico, la Enfermer@ tiene que evaluar, modificar, suspender o reanudar un determinado tratamiento, cuando no nos vemos obligado a administrar sustancias antagónicas a las prescritas.
En todo caso, esta persona a la que me refiero, entiende que la solución está en ese contenido legal, ese que manifiesta que te dejarán hacer si ellos lo consideran oportuno -¡que para eso son los que mandan!-, pero olvida que somos tan profesión sanitaria como la suya. Por tanto, no es cuestión de que me dejen o no prescribir: es que nos corresponde por consustancial al concepto y contenido de Profesión Sanitaria. El problema, efectivamente, lo ha creado la dichosa Ley del Medicamento, que si bien no prohibe el que otra Profesión Sanitaria prescriba medicamentos y productos sanitarios, sin embargo, determina -taxativamente- quienes son los únicos que pueden prescribir, si bien lo hace en ese contexto de "receta médica", aunque también es cierto que habla de Odontólgos, que no son médicos. Luego lo de "receta médica" no tiene un sentido gramatical excluyente, puesto que, como decimos, el Odontólogo no es "médico" y, sin embargo, también está señalado como prescriptor de medicamentos en esas recetas y órdenes de tratamiento.
Y es cierto que la Ley del Medicamento no puede prohibir el que yo, como Profesión Sanitaria, titulada y regulada, últimamente por disposición de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, pueda recetar, puesto que, en su caso, esta Ley del Medicamento estaría vulnerando mi derecho como Profesión Sanitaria, titulada y regulada; es decir: estaría "suprimiendo" de mis derechos aquellos que me otorgó la legislación anterior vigente, como es la consideración de Profesión que requiere título universitario oficial, con validez en todo el territorio nacional. ¡Cómo podía una Ley suprimir un derecho, cuyos requisitos me hicieron cumplir con la exigencia de titulación y colegiación!. Efectivamente, la Ley del Medicamento no suprime mi derecho a disfrutar -valga la redundancia- de mis derechos; lo que hace la fatídica Ley hace es "no permitir" que podamos prescribir en esas "recetas médicas" ni en las "ordenes hospitalarias", que son los dos instrumentos utilizados por el sistema de salud para la dispensación de aquellos medicamentos y productos sanitarios no excluidos de lo que ellos llaman "cartera de servicios"; situación que, por otra parte, buena nota deberían tomar los Responsables y Jefaturas de Enfermería de los Servicios de Salud, ya que una de las ... que hacen es demandar pedidos a la Farmacia, y que el "farmacéutico", sin mayores objeciones, despacha. Luego, si queremos cumplir la Ley, ningún Farmacéutico de los Servicios de Salud debería dispensar esos medicamentos y productos sanitarios, si no es con la firma de médico u odontólogo. ¡Pero da igual, las Jefaturas de Unidad de Enfermería lo van a seguir haciendo!.
Lo que es una verguenza nacional es tener a una Profesión en la más absoluta ilegalidad, realizando permanentemente prescripción no permitida por la Ley. Solo faltaría que otra Ley, ¡cosa que no nos extraría!, se atreviera a definir el concepto de "acto médico", en el que se reprodujera el tenor del contenido previsto en aquel artículo de la Ley del Medicamento. Pero no, estimados colegas, esto no sucederá, puesto que -supongo- habría que actuar única y exclusivamente con medicamentos y productos sanitarios excluidos de la dichosa prescripción, y, entoces, se acabaría los descansos siesteros y los nocturnos, incluidos los futboleros, las corridas de toro y las buenas películas.
Todos sabemos que esos productos -y muchos más- que se anuncian como posibles autorizados por un Enfermer@, lo prescribe cualquiera. Basta con poner "la oreja" en cualquier esquima, en cualquiera de las cadenas de televisión, en cualquier revista, periodico o radio, para escuchar cómo se lo recomienda el uno al otro y el otro al uno. Efectivamente, la "pauta" medicamentosa suele tener -además del efecto farmacológico- ese otro efecto "mágico", por el simple hecho de que me lo ha dicho el médico. Los medios han creado una "conciencia social" de que sólo se puede consumir aquello que nos prescribe un médico; y ello resulta "saludable" -ahí están los tratamientos placebos-, ya que "si lo ha dicho el médico tiene que ser bueno". Es decir, no discutimos si ese concreto médico sabe o no de la especialidad; si conoce o no que ese producto no es el ideal para el cuadro que presenta el consultar. Sí, señores médicos, cuadro o síndrome; no diagnóstico. Sólo las máquinas diagnostican, y vds, todavía, no lo son.
El complejo personal -como reza en el título de este artículo-, puede ser un gran componente de las manifestaciones de esos representantes de la OMC, porque no me discutirán que si uno sabe lo que hace, está seguro, poco o nada debería importarle que otros lo pudieran hacer; pero claro, ¡y si resulta que la prescripción Enfermer@ fuera más acertada que la realizada por un médico?. Me parece que nos vamos a quedar sin respuesta, porque oficialmente nos va a costar mucho conseguir vencer esta barrera corporativa, teniendo en cuenta que esa barrera comienza en el médico que "tenemos" de compañero y termina en el Ministerio; de ahí que expresemos nuestra opinión de que esta Ley del Medicamento es una "Ley médica", hecha por y para médicos, sólo que han tenido que "claudicar" con los Odontólogos. Esta Ley del Medicamento no es una Ley Política, puesto que, políticamente, el Legislativo está obligado a reconocer a la Profesión Enfermera su competencia Profesional, dentro de las cuales se encuentra -nosotros preferimos la expresión- recomendar la admistración de un medicamento.
¡Se acuerdan qué sencillo resultó la entrada de la Formación Profesional de segundo grado en los Servicios de Salud!; ¡se acuerdan de lo poco que tardaron en echarnos de los servicios de Radiología y Laboratorio!; ¡eso sí: los técnicos, funcionalmente, dependía del médico!; cargar con las quejas de los mismos se lo echaron a las ... "jefaturas" de Enfermería, ¡se acuerdan!. Como diría un partido político acosado por la izquiera y por la derecha, la pinza que se nos está haciendo entre la medicina y la formación profesional, sólo servirá para realizar lo que otros no quieran; pero esto, más que una pinza es la utilización por parte de la OMC de la formación profesional, que, por otra parte, por simple derecho a la subsistencia, lo admite. ¡Y les voy a poner un ejemplo!: todos saben que en las unidades de cuidados críticos es una Enfermer@ la que cuida de las vías respiratorias cuando un paciente está intubado: limpia toda ella; sin embargo, aún se discute en los pasillos si un Enfermer@ está "capacitado", dicen los muy torpe, para extraer un tapón en el oído. ¿Cómo "se come" ésto?. ¡Increible, verdad!. Pues bien, pretenden que no saquemos un tapón del oído, pero sí que continuemos aspirando secreciones del árbol bronquial. La pregunta surge al instante: ¿y por qué?, y la respuesta es más sencilla aún: porque es una labor bastante desagradable, y, además, nada de nada de cara a la galería. La galería se practica cuando salen en la "tele" diciendo: el paciente ha pasado la noche tranquilo y mantiene las constantes vitales, constantes vitales entre las que se encuentra la saturación de oxígeno en sangre, constante que ha sido controlada por una Enfermer@.
No; la oposición a que un Enfermer@ prescribe tiene, además del componente "complejo", el problema del interés personal de médico como profesión. Efectivamente, resulta muy "cabreante" ver material con marcas y signos de laboratorios, como también lo es ver cómo determinadas jornadas, seminarios y congresos médicos están patrocinados por marcas comerciales. El Problema no es el prescribir. El problema está en que habría que repartir "la tarta" de, por ejemplo, la formación postgraduada.
¡Señores de la OMC!, no sigan por el camino del insulto y la vejación, no nos toquen la dignidad, no tensen la cuerda. Su ventaja respecto de la (nuestra) Organización de la Profesión Enfermero es que lo tienen a su favor; al "representante" de esta Profesión Enfermero, para que no se pronuncie al respecto, sólo le tienen que permitir a los Podólogos prescribir, y les aseguro que no tendrán la mínima oposición. Decía el Presidente del Colegio Oficial de Enfermeros de Valencia que si las Instituciones no cumplen los objetivos y fines para lo que fueron creadas, lo prudente será su desaparición. Y alguien me puede responder: mejor que desaparecer será que se pida la dimisión del enemigo número uno de la Profesión, como lo es el Presidente del Consejo General; ¡sí, de acuerdo!, que dimita, pero esta es función de la mayoría de los Presidentes Provinciales, y esa mayoría que lo sostiene está en "otra película". Pues bien, vale más un gesto que mil artículos; así que desde aquí pedimos la dimisión del actual Presidente del Consejo General, hoy mejor que mañana, porque ese día será demasiado tarde.

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